Chihayafuru es una historia llena de pasión y amor por el
deporte. La entrega completa de una persona por lograr sus objetivos más
profundos. El trabajo duro y el esfuerzo constante. El aprendizaje progresivo y
las ganas que se le tiene que poner a las cosas que realmente se quieren
lograr.
Chihaya es una joven un poco peculiar. Físicamente es
hermosa, su apariencia es estupenda y parece una modelo de pasarela. Pero, su
forma de ser no tiene nada que ver con su físico. Es muy torpe e inocente, su determinación
es inquebrantable y la pasión que le pone a las cosas es casi aterradora pues,
se emociona demasiado y pierde el sentido de sí misma y por tanto termina
espantando a muchas personas. La llaman hermosa en vano pues cada vez que dice
o hace algo… digamos que, no compensa su belleza con sus acciones.
Cuando era una niña, solo tenía ojos para su hermana, no le
importaba nada más que lograr que esta cumpliera su sueño. Tenía muchos
recortes de revistas donde su adorada hermana aparecía y el amor que le
profesaba lo hacía público en todo lado llegando a decir, incluso, que su meta
o sueño de vida era que su hermana fuera la modelo número uno de Japón.
Su mejor amigo Taichi, es un chico muy popular. Es
simplemente perfecto. Es guapo y carismático lo que lleva a que gran parte de
la población femenina caiga a sus pies. Sin embargo, a él simplemente no le
importa que todas las mujeres quieran hacerlo su novio. Pues él solo tiene ojos
para una joven a la que ama desde que era un niño.
La relación entre Chihaya y Taichi es buena, aunque para él
es un poco difícil de sobrellevar desde el encuentro con otro niño durante su
infancia. Arata.
“un día normal de otoño, las hojas de sakura (cerezo) caían
de los árboles, la relación entre Taichi y Chihaya era la misma de siempre,
peleas, gritos y un par de pequeños insultos inocentes para aliviar tenciones.
Ella, una niña muy mona pero con ciertas actitudes más masculinas que otras.
Todo el tiempo usaba una falda sobre el pantalón de deportes, llevaba el
cabello corto y suave, sus grandes y expresivos ojos brillaban llenos de vida
pero, su meta de vida iba dirigida a otra persona y no a ella misma.
Un día normal de clases, Chihaya como siempre decía que su
hermana era la mejor y Taichi simplemente la molestaba respondiéndole que su
hermana lo iba a lograr, pues a diferencia de ella, era hermosa y muy femenina.
Una patada y un “sigo siendo más alta que tú” provocaron muchas risas entre sus
compañeros y ellos. Y un pequeño tropiezo fue el inicio de todo.
Al día siguiente, se dio el anuncio de que se debían de haber
memorizado los 100 poemas para la participación en el concurso de Karuta.
Chihaya no era buena memorizando, Taichi, sí. El afirmaba con toda la confianza
del mundo que había aprendido todos y cada uno de los poemas ante la cara de
asombro de todos sus compañeros que no podían decir nada más que “asombroso”.
Sin embargo él no era, exactamente, el único que se sabía los 100 poemas. Arata
se los sabía también y la profesora ya lo había comprobado.
Murmullos y pequeños sonidos de sorpresa era lo único que se escuchaba. Él se sabía todos los poemas y los había dicho sin ningún error. Él era asombroso, nadie lo podía negar, iba a participar en el concurso, nadie lo podía dudar. Incluyendo a Chihaya.
Murmullos y pequeños sonidos de sorpresa era lo único que se escuchaba. Él se sabía todos los poemas y los había dicho sin ningún error. Él era asombroso, nadie lo podía negar, iba a participar en el concurso, nadie lo podía dudar. Incluyendo a Chihaya.
Ella se sentía demasiado impresionada, quería hablar con él,
quería conocerlo. Taichi lo odiaba.
La tarde era lluviosa, el suelo estaba lleno de charcos de
lodo y no había nada que decir, la lluvia no pararía en un largo rato. Arata
caminaba solo por el pavimento, no tenía amigos, solo se tenía a sí mismo. Chihaya lo vio y no pudo evitar el correr detrás
de él, quería conocerlo sin importarle lo que los demás pensaran.
Taichi vio la escena, tenía que evitarlo, la sola idea de
ver a Chihaya con Arata era intolerante, su odio se acrecentaba.
Un empujón. Arata cayó a un charco. “Taichi, creí que eras
buena persona” gritó Chihaya llena de furia, era injusto lo que su amigo hacía,
Arata no era malo, no merecía un trato así.
“Mañana nadie te hablara y yo tampoco, no vengas llorando después”
herido en su orgullo y con la cara roja de furia Taichi abandono el lugar
jurando venganza, nunca perdonaría al niño. Nunca le perdonaría el quitarle la atención
de Chihaya.”
Así comienza la amistad entre Arata y Chihaya, muchas cosas
más ocurren durante su infancia y después pero la historia de estos tres
comienza así y bueno, todo continua con Chihaya dándose cuenta de su
pasión por el Karuta y el hecho de cambiar su meta de vida. Volverse la reina
del Karuta, la numero uno de Japón y del mundo.
La trama es más larga y entretenida, es apasionante y no podrás
despegarte ni un instante de la pantalla pues, si bien es un anime romántico,
no se centra en ello. No te arrepentirás de verla porque es de lo mejor, los demás personajes son interesantes y con características peculiares. Tiene
dos temporadas y una tercera por estrenar. El manga sigue en emisión y bueno,
la historia tiene mucho que ofrecer así que se tiene Chihayafuru para rato.
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